sábado, 24 de octubre de 2009

ETERNA PRESENCIA.


¿Serás, amor
un largo adiós que no se acaba?

Vivir, desde el principio, es separarse.

En el primer encuentro

con la luz, con los labios,el corazón percibe la congoja

de tener que estar ciego y solo un día.


Amor es el retraso milagroso
de su término mismo;

es prolongar el hecho mágico

de que uno y uno sean dos, en contra

de la primer condena de la vida.


Con los besos,con la pena y el pecho se conquistan

en afanosas lides, entre gozos

parecidos a juegos,días, tierras, espacios fabulosos,

a la gran disyunción que está esperando,

hermana de la muerte o muerte misma.


Cada beso perfecto aparta el tiempo,

le echa hacia atrás, ensancha el mundo breve

donde puede besarse todavía.


Ni en el llegar, ni en el hallazgo

tiene el amor su cima:es en la resistencia a separarse

en donde se le siente,desnudo, altísimo, temblando.


Y la separación no es el momento

cuando brazos, o voces,se despiden con señas materiales:

es de antes, de después.


Si se estrechan las manos, si se abraza,

nunca es para apartarse,es porque el alma ciegamente siente

que la forma posible de estar juntos

es una despedida larga, clara.

Y que lo más seguro es el adiós.


PEDRO SALINAS.

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