martes, 1 de diciembre de 2009

TODO-NADA.


Después de todo, todo ha sido nada,

a pesar de que un día lo fue todo.

Después de nada, o después de todo

supe que todo no era más que nada.


Grito "¡Todo!", y el eco dice "¡Nada!"

Grito "¡Nada!", y el eco dice "¡Todo!".


Ahora sé que la nada lo era todo,

y todo era ceniza de la nada.

No queda nada de lo que fue nada.

(Era ilusión lo que creía todo

y que, en definitiva, era la nada.)


Qué más da que la nada fuera nada

si más nada será, después de todo,

después de tanto todo para nada.


JOSÉ HIERRO.

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